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El objetivo de este estudio desarrollado desde CONSIDERA ha sido el análisis de la evolución del medio rural, desde una perspectiva social, económica, medioambiental e institucional, y la realización de un diagnóstico participativo, que sirvan de base para determinar la posición competitiva y retos de futuro que debe afrontar la Campiña de Jerez y su área de influencia.

Esta iniciativa de “Evolución y análisis del medio rural Gaditano. Retos de Futuro”, se enmarca en la Acción Conjunta de Cooperación en el que intervienen los Grupos de Desarrollo Rural GDRs de la provincia de Cádiz: Campiña de Jerez, Sierra de Cádiz, Los Alcornocales, y el Litoral de la Janda.

Por sus características geográficas, culturales, económicas e históricas existe una delimitación natural del territorio denominado Marco Campiña de Jerez, que junto al resto articula y vertebra la provincia de Cádiz. De esta demarcación se puede inferir que el territorio de influencia del GDR se extiende más allá de los límites administrativos que suponen sus tres municipios de referencia (Jerez, El Puerto de Santa María y Puerto Real), hacia Chipiona, Rota, Sanlúcar de Barrameda y Trebujena.

Por este motivo, y respondiendo la carácter innovador de la iniciativa, primera experiencia de colaboración entre los diferentes territorios de la provincia para abordar un análisis en profundidad, el alcance del estudio se extiende a la demarcación denominada Campiña Marco de Jerez.

La inclusión de estos territorios, además de permitir la participación de su población, supone la consideración de las interacciones y dependencias económicas, sociales, medioambientales e institucionales que harán posible una visión integral de la situación para identificar los retos que el territorio, como recurso específico y actor principal, debe plantearse a futuro.

Para una mejor identificación de los factores que determinan o frenan las posibilidades de desarrollo en la Campiña el análisis se ha dividido en cuatro ámbitos:

  • Poblacional
  • Ambiental
  • Económico
  • Institucional

Estos ámbitos constituyen una manera de ordenar la información que permite tener en consideración todos los elementos que determinan los aspectos que favorecen y facilitan las posibilidades de desarrollo socioeconómico, al tiempo que exponen las principales dificultades y barreras que deben ser consideradas para garantizar el logro de los objetivos previstos.

Sobre la base de este ejercicio de reflexión se han identificado los principales retos para el medio plazo en el entorno de la Campiña de Jerez relacionados con ámbitos de actuación sobre los que el GDR tiene competencia o pueden actuar bajo alguna fórmula de colaboración.

Un aspecto a destacar para acometer el logro de los retos que plantea el territorio es que, en general, los agentes clave consideran que se parte de una buena posición estratégica, pues el territorio cuenta con fuerzas y capacidades endógenas singulares y de gran proyección y aprovechamiento tales como los recursos naturales, el patrimonio histórico-cultural, las entidades locales comprometidas con el desarrollo, entre ellas el GDR, el reconocimiento de la calidad de los productos locales, la apreciación cada vez mayor por productos ecológicos y de calidad y por el turismo de naturaleza y el potencia de intervención de las mujeres locales.

De forma transversal a los cuatro ámbitos de análisis se plantea un reto relacionado con la configuración del territorio. Las carencias y déficits de un territorio con una deficiente planificación, con problemas de legalidad urbanística y con limitadas infraestructuras de comunicación y transporte está en el centro de una serie de problemas que van desde la necesidad de un desarrollo planificado –y participado- del territorio, hasta las consecuencias que esta situación tiene en el desarrollo de la actividad económica, tanto agraria como industrial, turística y de servicios.

La participación de la población en las estrategias territoriales, y su grado de corresponsabilidad, se conecta con factores como la educación, la incorporación a la tecnología, el acceso a la cultura, la sensibilidad ambiental o la iniciativa emprendedora. En este mismo sentido, las políticas de desarrollo ponen el acento en el fortalecimiento y empoderamiento de la población local, no sólo favoreciendo el crecimiento económico, sino también la capacidad para generar conocimiento, innovación y cohesión social.

El principal reto, en este sentido, es iniciar un proceso de articulación adecuada a las características del territorio. El Importante problema de configuración del territorio que genera desequilibrios entre barriadas rurales y pedanías, requiere un proceso participativo de planificación territorial con una visión integral.

Es necesario, por un lado, sentar las bases para un crecimiento urbano y poblacional armónico, resolver los problemas de desequilibrio territorial, la ilegalidad de asentamientos y la deficiente planificación que provoca escasez de viviendas, equipamientos, infraestructuras urbanas y suelo industrial disponible, especialmente en barriadas rurales.

El territorio, desde el punto de vista ambiental, no sólo es una dimensión geográfica, sino que está condicionado por las relaciones que establecen las personas que lo ocupan, sus recursos naturales, organización y prácticas sociales; su cultura y las instituciones de las cuales se dotan.

Desde un punto de vista ambiental, el territorio proporciona recursos específicos a la economía local y puede ser considerado como un entorno con capacidad para generar y mantener ventajas competitivas, innovación y valor diferencial. De ahí, la importancia que la configuración natural del territorio tiene a la hora de perfilar estrategias y planes de acción.

La creación de este entorno innovador y competitivo va a estar determinado, entre otros aspectos, por la densidad y calidad de las relaciones que establezcan los diversos actores para lo que resulta fundamental el reconocimiento y la apropiación por parte de estos agentes de los valores que el propio territorio encierra y atesora.

El reconocimiento de las debilidades y fortalezas del propio territorio, el uso adecuado de los recursos naturales, la conservación y el respeto por el patrimonio, la adecuada organización del territorio, de su paisaje, el impulso a sus tradiciones y otras medidas vinculadas al entorno físico constituyen acciones fundamentales para abordar los retos del territorio.

En este sentido, el desarrollo del territorio se concibe como un desarrollo endógeno, al situar a las personas que en él habitan así como los recursos naturales y culturales en el mismo vector central en el proceso de construcción social, económica y ambiental. Este desarrollo endógeno no es otra cosa que posicionar los planes estratégicos en aspectos vinculados a la diversificación potenciadora de las actividades propias de una zona, y la especialización inteligente del territorio en función de las particularidades que conforman la genética natural y cultural que lo caracteriza.

En definitiva, el territorio es un espacio generador de conocimiento que ofrece una serie de recursos endógenos, tanto físicos como intangibles, a la población local para que puedan ser utilizados bajo criterios de responsabilidad y sostenibilidad con la finalidad de alcanzar una mejor calidad de vida.

El punto de partida de las políticas de desarrollo es la movilización política a partir de aquellas instituciones que conforman los actores del territorio. Estas políticas públicas, y los recursos económicos disponibles, exigen una adecuación a cada contexto y situación territorial, siendo las políticas de tipo generalista y de gestión centralizada insuficientes para alcanzar los fines deseados. De aquí, la necesidad de que existan suficientes instituciones de carácter local y que éstas actúen de forma participativa y coordinada.

La institucionalidad se va a concretar en una mayor o menor disposición hacia la actividad colaborativa y hacia la asunción de responsabilidades entre actores públicos y privados, bien a través de marcos regulatorios específicos donde quede determinado el rol que juega cada uno de ellos en la actividad de planificación y gestión de las acciones de desarrollo, bien a partir de procesos informales de dinamización y participación que sirvan para el intercambio de ideas y experiencias, la puesta en marcha de proyectos específicos, el fomento de la cultura local, la conservación de la diversidad ambiental, etc.

Dentro del ámbito institucional, por tanto, se deben implementar medidas de fomento de la colaboración público – privada, actividades de coordinación entre diferentes ámbitos de la administración (vertical y horizontal) para ganar eficacia y eficiencia entre las diferentes instituciones públicas, tanto del mismo como de distintos niveles territoriales.

En definitiva, se trata de que las estrategias de desarrollo socioeconómico rural sean planificadas y elaboradas a partir de la movilización y participación activa de los actores del territorio, tanto públicos como privados y de la sociedad civil. Esta participación significa que la ciudadanía interviene en sentido amplio, a través de grupos de intereses económicos y sociales y de instituciones públicas y privadas representativas.