Por Mario Fernández
Si bien la UE tenía una larga trayectoria en Desarrollo Urbano, en 2016, como herramienta para la implementación de los fondos provenientes del FEDER enmarcados en el POPE 2014-2020, surgen las llamadas DUSI o eDUSI (estrategias de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado). Este modelo cuya vigencia se establecía inicialmente con horizonte 2020 ha venido para quedarse, afianzando el binomio sostenibilidad-planificación urbana y estableciendo una metodología de trabajo tan compleja como específica, que además de los aspectos relativos a la ejecución de los proyectos, abordaría cuestiones como la lucha contra el fraude o la sostenibilidad y rentabilidad de las inversiones. Para ello, a lo largo del período, se han destinado más d 1.500 millones de euros a entidades locales.
Casi de forma paralela, con una visión más alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y la Agenda Urbana de esta, se formula la Agenda Urbana Española. Una estrategia nacional ideada para impulsar las políticas de la Agenda 2030 internacional. Conscientes de la relevancia de la escala local, como mecanismo para su implementación, se articulan los llamados Planes de Acción Local de la Agenda Urbana Española, para cuyo impulso se han lanzado convocatorias públicas destinadas a financiar la redacción de distintos planes piloto.
En 2023, se empieza a hablar de las nuevas ETI o Estrategias Territoriales Integradas, que serán los documentos de planificación urbana ideados para la captación de los fondos europeos relativos al nuevo programa financiero. Estas pueden considerarse la versión “3.0” de las estrategias antes mencionadas: un mecanismo de desarrollo urbano con perspectiva integral que, previsiblemente, corregirá las flaquezas o deficiencias de las anteriores y potenciará sus fortalezas.
Aunque la información oficial con la que se cuenta es escasa, parece ser que las convocatorias de ayudas se publicarán a principios de 2024, existiendo una previsión de fondos de más de 1700 millones de euros a destinar para la ejecución de los proyectos recogidos en las futuras ETI. Como novedades, cabe destacar que el concepto de áreas urbanas funcionales cobrará fuerza con respecto al 2014-2020, favoreciendo la financiación de proyectos intermunicipales. Por otro lado, se contempla la necesidad de contar con planes de acción local de la Agenda Urbana, herramientas que facilitarán el acceso a los futuros fondos.
Por todo lo anterior, las administraciones locales engrasan sus mecanismos y se preparan para captar estas inversiones millonarias tan necesarias para impulsar el desarrollo de sus territorios.